lunes, septiembre 21, 2009

F de Futurible (II)

- Era Domingo, un apacible Domingo de Septiembre, y tras un largo paseo por la ciudad, decidí entrar en un restaurante italiano del que había oido hablar bien. Nada me apetecía más que comer un buen plato de pasta tranquilamente mientras leía el periódico. El local era amplio y lleno de recovecos, estaba abarrotado, cercano al caos como buen Domingo de comidas familiares, pero el personal parecía diligente y me prometieron que no tardarían en tener sitio libre. Tras aguardar un breve rato en la barra me condujeron a mi mesa, y unos segundos después, a una pareja joven, una mayor (los padres de alguno de los cónyuges, supuse) y un niño de unos pocos años les sentaron enfrente. Aún no les habían servido las bebidas y el niño inició una de esas llantinas absurdas sin lágrimas que derivan en berridos atronadores y que no significan otra cosa que "soy el que maneja vuestras vidas, no lo olvidéis". Uno a uno los cuatro miembros de la familia chistaron, reprendieron, disimularon, todo sin éxito. El niño callaba unos minutos, y volvía a atacar con más fuerza. Ni en esa mesa ni en las demás había alguien que disfrutara de una comida que por otro lado era bastante insulsa. Pedí mi cuenta y mientras caminaba hacia casa, tuve la idea del Inhibidor.

- ¿Nunca antes había pensado algo parecido?

- No con tanta claridad. Verá, en aquel tiempo vivíamos en una sociedad en la que el ruido dominaba nuestras vidas. La gente vociferaba, los niños berreaban, los vehículos eran atronadores. Y no solo eso: fiestas populares, verbenas, fuegos artificiales, botellones, macroconciertos (seguramente estos términos le parecerán extraños o desconocidos, es normal), todo ocio íntimo o masivo estaba orientado a hacer cuanto más ruido, mejor. De nada servían las leyes ni normativas sobre el nivel de decibelios permitido y el derecho al descanso saludable. Todo era ruido y nadie parecía capaz o dispuesto a combatirlo. Y aquel niño en el restaurante me hizo pensar en un método para solucionar el problema.

- Entiendo, pero según he leido, usted no había trabajado en ingeniería antes.

- No, pero tenía unos conocimientos básicos, y decidí invertir mi tiempo y todos mis ahorros en desarrollar un ingenio que fuera capaz de absorber las frecuencias sonoras molestas. Le ahorraré los detalles técnicos, pero le puedo asegurar que no fue fácil. Al cabo de dos años presenté mi invento, ya patentado, a una pequeña empresa de electrónica que quedó entusiasmada. Tras probar varios nombres (AntiScream, Noise Reductor, Quiet Life, y unos cuantos más que oscilaban entre lo rimbombante y lo ridículo), decidimos llamarlo simplemente "El Inhibidor". Sonaba contundente, rotundo, y tenía una H intercalada, que siempre resulta elegante. Invirtieron hasta el límite de sus posibilidades para crear una campaña llamativa y se convirtió en un éxito local instantáneo. Se empezó a usar en centros comerciales y locales de restauración. Se colocaba el dispositivo en el centro de la sala y absorbía los ruidos mayores de 30 decibelios. Uno se podía sentar al lado de una familia berlanguiana, y nada perturbaba el disfrute de su ágape. Pronto los pedidos llegaron por cientos, por miles, todo el mundo en todas las ciudades quería tener uno. Ya no habría más incomodidades por los camiones de reparto de butano o de recogida de basura nocturna, teniendo El Inhibidor en casa no molestarían los claxons de los conductores recriminando a los coches en doble fila. Incluso se perfeccionó para el modo-noche, y en cuanto las casas quedaban a oscuras, automáticamente subía la intensidad para amortiguar los ronquidos, los crujidos de los muebles, el viento o las tormentas. Gané dinero a espuertas e hice que la empresa aumentara casi mil veces su capital.

- No quisiera parecer descortés, pero todo esto que me cuenta es bien conocido. No hay nada que explique cómo llegó a esto.

- ¿A....esto? ¿Se refiere a mi insomnio, a mi paranoia, a mi misantropía? Es curioso, días antes de la hecatombe charlaba con un amigo que trataba de hacerme ver que el silencio es lo más parecido a la muerte. Decía que el ruido es la música de la vida. Pero en ese momento el mundo, de lado a lado, ya se había convertido en un lugar sin ruido, lleno de tranquilidad, de paz, de respeto. Nadie toleraba el ruido, ni siquiera recordaban cómo era antes de la aparición del Inhibidor. Pero yo lo recordaba, y aunque le parezca extraño, lo echaba de menos. Ahí empezaron los problemas.

(Mañana, el desenlace)

18 comentarios:

Winnie dijo...

Me encanta cómo lo vas contando...el ritmo...a ver el desenlace....besos

Cosechadel66.es dijo...

Yo era dueño de un ruido...

Carpe Diem

Anónimo dijo...

Qué bien!! Buen invento.
Habría que inventar un inhibidor no sólo de ruido sino de gente molesta, jeje. Ya te contaré. ;P

ABZ

Anónimo dijo...

Todo en su justa medida. Un ruido ensordecedor nos puede causar quebraderos de cabeza pero el cometo silencio es aun mas horroroso.

Esto me suena a esa especie de paranoia que les ha entrado a algunos y que hacen que paguen justos por pecadores o magnificar cosas que realmente no son.

Besos cielo, desde mi querido y ruidoso ( a Dios gracias) Madrid.

El Cinéfilo Ignorante dijo...

Joer... Esta súperinteresante... ¿Qué pasará / habrá pasado?

Cuesta creer que esto no lo haya escrito Borges o un genio parecido... Está fenomenal.

Me gusta especialmente la alusión a la hache interclada: la consonante menos ruidosa del mundo.

Y que se cuente en España, El País del Ruido: tracas, petardos y olés.

Xim dijo...

Cuando suelo salir de viaje y me pongo a visitar museos, castillos en ruinas, o lo que sea, siempre hay gente haciendo lo mismo que yo = observando y disfrutando en silencio, hasta que empiezas a oír voces e inevitablemente te enteras de chorradas, son los españoles... Vergüenza ajena!!!! y bajo la cabeza contristado...

Muy buen desarrollo de la historia, felicidades, y sigo atento...

rainyafternoonpbkss

Xim

theodore dijo...

-Winnie a ver, esperemos que no decepcione, jaja. Un besote!

-Cosecha mira que te pongo un Inhibidor...

-ABZ ya te contaré el "making of" de la historia. Y sí, tendríamos que tener inhibidores y hasta "desaparecedores" para algunos elementos que hay por ahí, jaja. Bss.

-alex las paranoias es que son mu malísimas. Tú por si acaso no hagas demasiado ruido cuando llegues a casa y sueltes las llaves, la ropa y pongas música, no vaya a ser que algún vecino te coloque un Inhibidor sin darte cuenta, jaja. Un besote, tesorillo.

-Polo Ay,qué cosas me dices, jaja. Lo de la H intercalada me encantaría que se me hubiera ocurrido a mí, pero me temo que no, es un guiño a Chevy, que lo puso en un comentario ayer.

Gracias silenciosas :-)

theodore dijo...

-Xim dearest, que se ha colado tu comentario mientras escribía el mío,jeje. Sí, conozco esa sensación. Spain is different y no siempre para bien.

Gracias menestra, a ver qué te parece el final, que todo esto no iba a ser más que una pequeña entrada en plan rabioso por la de ruido que nos rodea, y mira en lo que se ha convertido,jaja.

Pb-whispering-kss

El Cinéfilo Ignorante dijo...

Ejjje por el extranjeiro a los españoles se les ve venir... Se nota quién va a hablar en tono alto y cómo van a regañar al nene... para comprarle después to´las chuches...
Ya te digo: el País del Ruido. El paraíso de las motos sin silenciador.

Stultifer dijo...

Jamás pensé que ibas a definir a mi vecina la gritona tan bien. ¿Dónde me compro el aparato?

ADRIANO dijo...

Theo, me está encantando el relato, disfruto de cada una de las palabras que escribes, coincido con lo dicho anteriormente, eres un genio.
Mañana el final.
Un beso grande, y sigue sorprendiéndonos.

theodore dijo...

-Stultifer estamos terminando el spot para la teletienda.

-Adriano Gracias guapo, qué fatiguita, de genio nada. Yo no sé pa qué me meto en ná, que el último capítulo me tiene en un atasco, jaja. Otro beso para tí.

senses and nonsenses dijo...

he leído las dos entradas en el orden inverso, pero verás como me engancho al desenlace enseguida.
a mí me gusta el ruido, tpc el estridente, pero el ruido de la gente, del botellón.... me gusta.
...a algunos niños los estrangularía, y a sus padres.

un abrazo.

Ed dijo...

Empecé a leerte precisamente con el primer capítulo. Ya sabes, un blog lleva a otro. Hoy he continuado con el segundo y ahora tendré que esperar a ese desenlace que me tiene intrigadísimo. No sé por qué, se me viene a la cabeza la idea de "Un mundo feliz". Si todo parece perfecto, ¿por qué da la impresión de que nada encaja?
Me alegro de haber llegado a este espacio porque lo haces francamente bien. Me lo imaginaba porque tus comentarios ya eran buenos. Veremos cómo acaba la historia. Estoy seguro de que nos sorprenderás.
Un saludo,
Ed (desde cuentos del otro lado, ¿eh?).

theodore dijo...

-senses donde hay ruido hay vida, eso es innegable. Lo malo es que también hay mucha mala educación suelta, y cuando el ruido no es compañía sino invasión, empiezan los problemas.

Un abrazo

-Ed Bienvenido! Tienes razón, un blog lleva a otro y llevamos coincidiendo tiempo en algunos. Gracias por tu visita y comentario, espero que el desenlace no desilusione, todo esto empezó con una simple idea y ha ido saliendo según lo escribía. Pasaré por el otro lado, seguro :-)

Un abrazo y gracias de nuevo.

Chevy dijo...

Llego aquí cuando ya está a la "venta" la última entrega, pero para goce y disfrute, la dejaré para mañana. Escribo esto mientras suena "I Gotta Feeling", a bastantes decibelios, y el inhibidor no funciona. La frase "soy el que maneja vuestras vidas, no lo olvidéis" digna de entrar en un libro de citas de obligatoria consulta.

Re-reverencias.
Dentro de poco, a su alteza divina, no se le podrá mirar a los ojos. Jajajaja.

Kisses
PD: Y la canción acaba con el repetitivo "That tonight's gonna be a good, good night".

theodore dijo...

-Chevy It's gonna be a good good nightm, indeed. Cuidado con los decibelios que me he enterado que ya están haciendo Inhibidores de prueba, jaja.

Mis ojos nunca estarán más altos que los suyos, excelencia.

Loud (and clear) kisses

Uno dijo...

No soporto el ruido. Pero imagino que el no ruido debe ser aterrador.