Si tuviera que escoger voces masculinas, y me refiero a lo estrictamente musical, serían tipos en principio tan dispares como David Sylvian, Ian McCulloch, Tony Bennett o Marc Almond. Habría muchos más, por supuesto, pero no es plan de ponerse exhaustivo. Salvo raras excepciones, tengo una especial querencia por las voces "aterciopeladas", sin estridencias ni agudos incómodos ni falsetes que chirrían. Pero una voz que me atrapa y me cautiva y me remueve hasta lo más profundo es la de Brendan Perry. Y en breve edita nuevo trabajo, qué alegría y qué alboroto. Así que, con vuestro permiso, oh queridos y ciertopelados lectores, le voy a dedicar esta entradita. Que lo mismo por esos caprichos del destino virtual el muchacho hace una búsqueda en Google para ver quién habla de él y llega hasta este desprestigioso blog. No caerá esa breva, pero yo me hago mis ilusiones, ya véis.
Brendan Perry fue la mitad de Dead Can Dance, grupo de referencia en el pop independiente de los 80 y 90 con una mezcla algo difícil de catalogar entre gótica, étnica y eso que dieron en llamar new age. Para los que pongáis cara de que no os suenan de nada, debéis saber que la otra mitad, Lisa Gerrard, era la que hacía los gorgoritos en la banda sonora de Gladiator (y el anuncio de los bombones esos), entre otras. No han vuelto a grabar juntos desde 1996, aunque de cuando en cuando se reunen para dar conciertos, y desde entonces Brendan sólo ha publicado un álbum, una joya absoluta llamada "Eye Of The Hunter", en 1999, en una línea bastante diferente de sus trabajos en el duo, en el que por desgracia no se prodigaba mucho cantando, pero cuando lo hacía era espectacular, con esa (aterciopelada) voz que ya una vez definí por aquí como un "Sinatra siniestro" y que ya quisiera yo para mi. Porque debéis saber, oh vicetipleros y gorgorizantes lectores, que a pesar de tener muy buen oido, Mother Nature no me concedió una voz para demostrarlo, oh pobre de mí. Snif, snif. Mira que me gusta el Drama.
Os dejo con dos temas que deberían haceros este día más feliz. No por lo alegres, que no lo son, sino por lo hermosos, por lo exquisitos, porque nos lo merecmos y Brendan lo vale. Ea.