jueves, abril 28, 2011

T.




No ha sido una pausa premeditada, por eso nunca hubo aviso ni anuncio ni post dramático de esos que tanto me gustan. Como ya sabéis algunos (y aprovecho para agradecer calurosamente mensajes, correos, espotifitudes y demás), todo empezó con una rachita de poca inspiración que creció y creció y todo lo fue devorando, como la Nada aquella de La Historia Interminable. Pero se regresará, no está muy claro cuando, pero se regresará, la cabra tira al monte, y la cabra loca tira al blog. Os he seguido leyendo en silencio pero la Nada devoró hasta la capacidad comentarística (palabro!!). Ahora me hallo en proceso de reunión de mis redactores, aunque hay uno que me está costando trabajito localizar, no quiero ni imaginar en qué tugurios andará metido, ay señor, señor. Lo último que supimos de él es que se apañó un querindongo en el Festival de Cine que le había prometido un papelito en alguna serie de moda ("Aguila revuelta" o "Amar en Barcos Químicos", no me quedó claro del todo), pero ya se sabe que la gente de la farándula es muy...muy.  Y cualquiera sabe. Al menos tuvo el detalle de escribirnos una carta de su puño y uñas esculpidas letra, y ese momento tan emotivo de la llegada de la misiva quedó recogido en este bello documento audiovisual, para mostrárselo si alguna vez regresa. Si alguna vez regresamos todos.

 
(y efectivamente, no se han habilitado los comentarios en esta entrada, que bastantes habéis ido dejando estos días en la anterior y no han sido respondidos, aunque sí enormemente agradecidos, sabedlo, oh queridos y reencontrados lectores)

viernes, marzo 11, 2011

Una Palabra Tuya


Ahora que empieza a hacer 20 años de casi todo, también hace 20 años de tí. De vez en cuando te asomas de improviso por una ventana de mi memoria, como ahora, y al momento te esfumas, como harás cuando acabe de escribir estas líneas. Trato de imaginarte con la edad que tendrás hoy, con la vida que tendrás hoy, con tus hijos ya crecidos y libres de todo trauma por el divorcio, si es que llegó. En ese momento era una reciente y bastante dolorosa separación, habías dejado a tu familia y a tu férrea comunidad TJ para lanzarte a la búsqueda de tu propia vida, sin saber exáctamente qué vida estabas buscando. Y en tu mirada de doble fondo, tras una aparente imperturbabilidad, se adivinaba que la caldera llena de culpa, ira y dolor estaba a punto del sobrecalentamiento. Me pregunto si estalló y qué se llevó por delante. Solo pude acompañarte en el lecho en un breve tramo del trayecto, tan breve que por más que quiera no alcanzo a recordar más que unas pocas escenas de vodevil entrando a hurtadillas en tu casa para que el vecindario no supiera de tus escarceos, un hermoso bosque de vello en el que me gustaba perderme, y unos cuantos fragmentos de conversación a deshoras, cuando tras vaciar tu cuerpo necesitabas vaciar tu alma, siempre pendientes del reloj para marcharme igualmente a hurtadillas al amanecer, cuando las calles aún no estaban ni puestas. Curiosamente no recuerdo tu nombre, pero sí tu palabra. Algo que me dijiste a oscuras, con la voz quebrada después de una larga pausa en tu relato del malestar. Y que no sé si entendí mal, pero no quise hacértelo repetir para no romper la trascendencia del momento. Todavía hoy, cuando tu recuerdo asoma por la ventana de la memoria, me pregunto si realmente dijiste aquello.

"¿Sabes? Es que tengo un marketing de vida muy complicado."


(..."the world is full of them...")

miércoles, marzo 09, 2011

Mismidades

Ronronia Adramelek, hacedora de un interesantísimo blog, y generadora de algunos de los comentarios más inteligentes que estos humildes ojos han leido desde que el mundo es blog, publicó el lunes esta curiosa foto.



Y al momento me vino a la cabeza un texto de 2008, cuando este desprestigioso blog era un puro erial (como si ahora fuese otra cosa, vaya), donde utilicé por primera vez la palabra desastronauta. No hace mucho, googleando me enteré de que hay un libro escrito en 1971 por un autor portugués, Flavio Moreira da Costa, llamado "O Desastronauta". Juro que no tenía ni idea, y aún no sé cómo se me ocurrió tal término. No sé si leí algo sobre el libro y se me quedó agazapado en algún pliegue de la memoria, o tal vez simplemente se me ocurrió de la nada. No me creo tan original como para algo así, pero quién sabe. En cualquier caso, creo que me define bastante bien, por eso pasó a ser el subtítulo de este blog. Recupero ahora este texto, aprovechando que estoy en una etapa de alarmante falta de ideas. Y aunque he estado tentado de cambiar algunas cosas, lo dejo tal cual se publicó, tiene su gracia porque es así como muy de drama y tal, que me gusta mucho. Yo es que soy muy de drama, no sé si os habíais percatado. Y la música de acompañamiento es mu bonica.


 Auto Mata 
(15 de Julio de 2008)

Hay días que soy un muro. Hay días que soy una esponja. Unas veces musgo, otras brezo. Creo que soy más cristal que acero, aunque lo mismo soy metacrilato (Woody Allen me mandaría derecho al infierno). Una anguila a la que me gustaría impulsarle ortográficamente la a, quitarle la ene y dársela a la traca. Soy una tira de velcro que se sueña satén. Una señal de stop. Un bosque tenebroso de deseos imposibles. Una pluma que viaja en busca de una hoja en blanco, y que cuando la encuentra descubre que la tinta se le ha secado. Un acorde en desacuerdo (déjame en paz de una vez, Woody). Una maleta con el cierre cedido que va dejando escapar (d)efectos personales. 

 Unas gotas de sangre en el parquet (ay no, eso es de Tino Casal).


La huella antigua de un desastronauta.



lunes, marzo 07, 2011

En Juego

El Nivel 1 era muy fácil. Apenas había unos cuantos rostros y unos muchos cuerpos sin dueño, algún nombre no del todo claro, cifras desparramadas que sugerían edades o números de teléfono desparejados. Todos desaparecían con facilidad, no había que emplear grandes estrategias ni consumir una energía que más tarde sería muy necesaria. Con un mímino de habilidades manuales, linguales o entreperniles, sin mucha complicación, el terreno se iba despejando hasta quedar victorioso.

El Nivel 2 requería algo más de esfuerzo. Todavía no era necesaria ningún arma, pero había que dar con los útiles de limpieza adecuados, y las habilidades tenían que ser mayores, especialmente las manuales. Limpiar, limpiar, este nivel se basaba más en eliminar las manchas producidas por situaciones embarazosas o lamentables. Los restos de pudor y desagrado que se amontonaban en pilas tras la limpieza tenían que procesarse hasta su transformación en confianza y porvenir. Me costó un poco más, pero finalmente pude dejarlo todo igualmente despejado.

En el Nivel 3 aparecían las primeras trampas. Rechazos y malos recuerdos, desplantes, mentiras, todo entretejido en una red firme que se extendía por toda la planta dejando poco espacio para maniobrar. Y encontrar el cabo suelto con el que empezar a destejer sin dar pasos en falso no era fácil, no. Como en alguna película de ladrones de museos, el más mínimo roce con la red hacía saltar las alarmas y se producía la desconexión total. Me llevó bastante tiempo aprender la combinación perfecta de pasos, saltos, ahora te arrastras, ahora te elevas, por aqui metes la mano y por aquí cortas, esta zona es segura y en esta hay pinchos, hasta que la red pudo ser destejida y la estancia lució amplia y confortable. Una victoria más.

Para el Nivel 4 ya había que recurrir al armamento. Yo que soy de natural poco violento, pensé que con una fusta o un látigo podría apañármelas. Error. Tras varias decenas de intentos, cada uno con artillería más pesada que el anterior, conseguí poco a poco deshacerme de J. el creativo, de B. el tramposo, de P. el vago, de M. el sabelotodo, de V. el histriónico... creo que perdí la cuenta de a cuantos tuve que eliminar, aparecían por todas partes, con toda suerte de información. Algunas fechas eran sorprendentemente lejanas, y su duración increiblemente corta, pero ahí estaban, almacenados en el nivel 4, al acecho de cualquiera que intentara acomodarse. Y algunos, con varias vidas extra. A punto estuve de perder toda la energía que había ido acumulando, pero conseguí acabar incluso con L. el comprometido y F. el perfecto. Al echar un vistazo alrededor y verme solo por fin en la galería, sentí una mezcla de euforia por lo que había logrado y temor por lo que me esperaba. El Nivel 5. Nadie había vencido en ese nivel, y algo me decía que yo tampoco podría hacerlo. No habría palabras, lenguas, roces, caricias, estrategias ni armamentos que pudieran arrancarte a la bruja manipuladora de tu madre del corazón.



jueves, marzo 03, 2011

En Beneficio

Los ve cada mañana. Su color debe ser el gris, aunque a él el gris le parece un color hermoso en su tristeza, pero por esa asociación asumida por todos con lo anodino, sin duda su color debe ser el gris. Saca del bolso su libreta, y en la sección de Grandes Ideas, anota a toda prisa, con una letra que más tarde le costará descifrar, un esbozo sobre un diálogo con el Gris donde este se quejará del papel tan desagradecido que le han encasquetado en la Historia. Otra más de sus Grandes Ideas que se quedarán sin desarrollar. Y vuelve a dirigir la mirada hacia los cenicientos. Como todos los días, han entrado en silencio, han murmurado un buenos días, se han sentado a la mesa y ahora esperan su desayuno, que no han tenido que pedir por ser clientes (grises) habituales, que siempre toman lo mismo y siempre cumplen su ritual de seriedad silenciosa, ocasionalmente rota por algún comentario que él no acierta a captar desde su lugar en la barra. Seguramente hablan del tiempo o de alguna actividad o tarea que les espera en la jornada, aunque quién sabe si en realidad ultiman un Plan de Dominación del Mundo. O discuten la receta de los callos a la madrileña. Lo que sea, siempre es en pocas palabras, y el resto del tiempo es silencio. Apenas rozan sus miradas. Intentando no ser muy descarado, no les pierde de vista. La pareja gris le fascina. No sonríen, hablan poco, casi ni se miran. Y sin embargo. 

La manera en que uno le sacude suavemente las migas de la pechera. La manera en que el otro le sujeta la puerta para que pase. La inequívoca complicidad, innecesitada de palabras, miradas o sonrisas, que desprenden al caminar por la calle agarrados del brazo, fortaleciendo sus pasos titubeantes y cansados por el peso de las décadas. Probablemente ya tienen mucho hablado. Quizá guarden las sonrisas para regalárselas en la intimidad. Seguro que sus ojos conocen cada rincón del otro. Indudablemente, es una pareja feliz. Y mañana volverá a verlos y de nuevo pensará en el papel injusto del Gris.

viernes, febrero 25, 2011

Algo Pasa Con Butt (Swan Week, Vol. IV)


Y con esto, oh queridos y plumaborrecientes lectores, se termina la serie de entradas dedicadas a "Black Swan", esa película que tanto revuelo ha causado y que ya he dicho que, aunque la disfruté bastante, no me ha parecido para tanto. Pero tenía dentro varias cosas que se merecían un hueco en este desprestigioso blog. Una debilidad de siempre (Barbara Hershey), una debilidad reciente (Natalie Portman), y dos debilidades más recientes aún (el director Darren Aronofsky y el músico Clint Mansell). Y vuestro humilde narrador siempre acaba sucumbiendo a las debilidades, pobre de mí. Si yo os contara. Pero no vamos a desviarnos del asunto, no.

Resulta que queda una cosa más por destacar de esta película. En Black Swan hay algo profundo y trascendental, definitivo y cautivador. Y desgraciadamente, fugaz e inasible. Algo que se clava en la pupila, sacude las entrañas y despierta la tormenta. Decía mi primo Adrianos que la soberbia interpretación de la Portman no habría sido redonda sin el apoyo y contrapunto de las otras tres actrices. Cierto. Pero hay algo más que contribuye a su perfección, y es, sin duda alguna.... ¡¡¡ESTE PEDAZO DE MAROMO!!!

(are you talking to me?)


Si, queridos y piruetísticos lectores. Este ejemplar de homo marominis es la verdadera razón por la que merece la pena Black Swan. Ni Hershey, ni Mansell, ni Portman ni leches. Benjamin Millepied, que mira qué apellido más apropiado tiene, es el coreógrafo y bailarín principal de todo esto, así que lo tenemos de acá para allá en mallas y demás outfits balleteros a lo largo de la película. Y si ayer decía que el director es muy listo y convierte los efectos de montaje y sonido en un personaje más, esta vez añade a los desasosegantes crujidos de la madera, de los huesos y de la tela un calenturiento efecto visual, humano y lozano y nos lo estampa en la cara cuando le da la gana. Sin paños calientes. Qué malvado.

(Algo malo debe tener. Seguro que es de los que no bajan la tapa del retrete.)


Millepied es primer bailarín del New York City Ballet desde 2002, y además tiene su propia compañía, Danses Concertantes (buen nombre, pardiez!). En principio solo se iba a encargar de montar la coreografía para la película, pero acabó como pareja en pantalla de Natalie Portman... y en la vida real también. Qué bonito es el amor. 

(...y qué mala es la envidia)


Hay un momento trascendental en la cinta, que contaré a grandes rasgos para no fastidiar a aquellos que aún no la habéis visto. Pero estad pendientes, sin ese momento la película no tendría sentido. Digamos que hay una escena de baile con un contratiempo. Vincent Cassel (que es el que hace de director de la obra y que se merecería otra entrada... tranquilos, no la habrá) les echa la bronca, Natalie se retira cariacontecida y Benjamin se va por el lado contrario muy ofuscado. Y al darse la vuelta, durante una milésima de segundo aparece ante nosotros el ejemplar más perfecto de culo que uno se pueda imaginar, enfundado en unas mallas creo que verdes (si, estaba yo como para fijarme en el color). Una cosa sobrenatural. Una experiencia mística. El rey de los culos. Como aquello que tan bien contó nuestro querido y visionario Z en su post "El culo perfecto". Hay un antes y un después de ese culo. Luego pasan cosas importantes en la peli, pero ya nada importa. Hemos asistido a un momento glorioso. Y la maldita mi querida Natalie asiste a momentos como ese cuando le da la gana, la tía. No sabe ná.


 (...)

Y yo iba a acabar hablando de los Oscars que se entregan el domingo, y tal. Pero se me ha ido el santo al culo, digo al cielo. No sé en qué estaría yo pensando. Así que mejor os dejo con algo que no tiene nada que ver con esto. Viendo el programa "días de cine", han puesto un fragmento de una olvidada comedia de Whoopi Goldberg y Ted Danson, "Made in America", y me he acordado de una canción del gran Sergio Mendes que  aparecía en la banda sonora y que es como muy de levantarse de la cama para empezar el viernes alegre pensando que el fin de semana ya está aquí, y encima con un puente para los que somos del sur (tenía que decirlo). Y ya veremos si lo pasamos de miedo... o de culo.


...y una foto más, ea.


jueves, febrero 24, 2011

Algo Pasa Con Clint (Swan Week, Vol. III)

Cuando se estrenó "π" en 1998, se convirtió en eso que llaman "clásico de culto instantáneo". Una historia de matemáticas, Torah y conspiranoia en un violento blanco y negro, pocos medios y mucha inspiración, que fue el debut en la dirección de Darren Aronofsky. Como amante de la música electrónica, la banda sonora me pareció un dulce: Aphex Twin, Orbital, Autechre, Roni Size, y un tema principal brillante, drum'n'bass turbio e hipnótico compuesto por otro presunto debutante, Clint Mansell. Ese nombre me sonaba de algo, pero no lo ubicaba. Tal vez fuera algún productor de ese tipo de música que a veces funciona como jungla de grupos efímeros y formaciones mutantes. En cualquier caso, era lo primero que componía para cine, dos breves piezas que reflejaban perfectamente el caos y la paranoia del argumento. Tremendas.


Dos años después, Aronofsky presentó "Requiem Por Un Sueño", película que como todas las de su filmografía cuenta con tantos amantes como detractores. Yo estoy entre los primeros. Más presupuesto,  actores de renombre, y la confirmación de un estilo efectista (en el mejor sentido según unos, en el peor según otros) en el que el montaje, el sonido o las músicas juegan un papel tan importante como el guión o los actores. Volvía a aparecer Clint Mansell a cargo de la banda sonora, y esta vez era una partitura en la que los instrumentos de cuerda, a cargo del prestigioso Kronos Quartet, describían el desasosiego y la angustia, con una música bella hasta el dolor, cuyo tema principal ha sido utilizado docenas de veces en anuncios, videojuegos, montajes, y hasta en trailers de otras películas. Seguro que muchos creéis que este tema tan famoso pertenece a "El Señor de los Anillos". Pues no.


No recuerdo en qué momento me enteré de algo que me dejó pasmado y con una sonrisa de oreja a oreja. Clint Mansell no era otro que el líder de uno de mis grupos favoritos, disueltos a mediados de los 90, Pop Will Eat Itself. Creadores de lo que ellos mismos llamaron grebo, una suerte de rock/hip-hop/industrial muy gamberro y de estética llamativa y fabulosamente hortera que estuvieron en activo desde 1985 hasta el 96. Sus vídeos eran como para echar a correr de horrorosos, así que mejor dejo el link  de una de sus mejores canciones por si alguien tiene curiosidad de ver a ese señor que se parece a Rosendo que canta-recita, y que es el insigne compositor de unas cuantas bandas sonoras imprescindibles en esta última década, fíjate tú.

(aquí ya tiene un aspecto más presentable)

Pues eso, tras la década (bastante exitosa) con el grupo, tuvo la gran idea de dedicarse a la música de cine, y no pudo hacerlo mejor. The Hole,  Murder by Numbers, Moon, 11:14,  The Rebound, entre otras, y por supuesto las siguientes tres películas de su colega Aronofsky, "La Fuente de la Vida", "El Luchador", y, cómo no, "Cisne Negro".



Si en las dos entradas anteriores hablaba maravillas de las actrices, de la música de Mansell no se puede decir menos. Es una lástima que no haya podido ser seleccionada para el Oscar, porque básicamente es una "reinterpretación" de El Lago de los Cisnes de Tchaikovsky, una tarea difícil y con muchas posibilidades de caer en el ridículo, que él resuelve con maestría, usando fragmentos y retales y adaptándolos al desarrollo de esta turbadora historia. Ya ha compuesto para otros directores, así que su talento queda demostrado. Lo que no parece tan claro es si Aronofsky podría hacer una película prescindiendo de Mansell, que hasta ahora ha engrandecido todos sus trabajos. Pero en el cine estamos acostumbrados a presenciar separaciones de sólidas parejas artísticas.  Ojalá que en este caso eso tarde lo más posible.


miércoles, febrero 23, 2011

Algo Pasa Con Natalie (Swan Week, vol. II)


Su mirada...



La mirada de Natalie Portman es uno de esos tesoros que el cine nos ofrece de vez en cuando. Un elemento físico alimentado por una carga emocional intensísima que la sitúa a una distancia sideral de muchos otros intérpretes con más edad, oficio o recursos. No digamos ya de los de su generación. En 1994, una entretenida película de acción, "Leon", nos la dio a conocer, y sin duda fue un acontecimiento. Un thriller violento con un toque espiritual que, si bien estaba por encima de la media en su género, tampoco hubiera pasado a la historia de no ser por la presencia de la Portman. Vaya presencia. Ahí había algo grande. Una niña de 13 años capaz de ser dulce, tramposa, violenta, frágil... y hacerlo creible. Robando cada escena en la que aparecía y mostrando en su mirada un catálogo de sensaciones que ni las cartas de colores de pinturas para paredes. Y un par de años más tarde, repitió la jugada (aumentada y corregida) en la tragicomedia modernuki "Beautiful Girls", en un papel de Lolita indie donde dejaba a actorazos como Timothy Hutton, Uma Thurman, Matt Dillon o Michael Rapaport a la altura de una babucha. 


Era todo demasiado bonito para ser cierto, y en cuanto se metió a hacer de dama de Elche galáctica Princesa Amidala en la segunda/primera trilogía de Star Wars, más de uno pensó (pensamos) en casos como el de, por ejemplo Kirsten Dunst, que entró en el cine arrasando ("Entrevista con el Vampiro") el mismo año que Portman, y poco a poco su presencia poderosa y enigmática se fue diluyendo en papeles absurdos en comedias bobas y dramas más bobos aún. Pero Portman, afortunadamente ha conseguido llevar una carrera más sólida, aún participando de vez en cuando en cosas muy olvidables (incluida toda la trilogía de los mariclones esos). 



 De esta "etapa intermedia", hay una peliculita menor que podría pasar por telefilm de sobremesa, "Anywhere But Here". Road movie lacrimógena con madre desquiciada e hija pragmática que lucha por llevar las riendas emocionales y blah blah blah. Podría ser un truño, pero Natalie, ah, Natalie. Midiéndose nada menos que con Susan Sarandon (pasadísima de rosca), que no es cualquiera cosa. Y la ganadora del duelo sin duda fue Portman. 


Recuerdo que ese año yo participaba en un programa de ocio de una tv local haciendo una minisección de cine, e hice un comentario encendidísimo sobre su mirada en esta película. Tengo grabada en la memoria una escena en la que espera una llamada importante. Suena el teléfono, lo coge su madre, y ella escucha ansiosa, pero no sale como esperaba. Por su mirada pasan todos los matices (expectación, alegría, tensión, incertidumbre, decepción, tristeza), de una manera tan natural, sin sobreactuación, tan creible... toda una lección del arte de interpretar a cargo de una adolescente. He intentado encontrar esta escena pero no ha habido manera. Si alguna vez véis esta película, acordaos de esto.



Su primer papel adulto (adultísimo, nada menos que una stripper) se lo dio Mike Nichols en la estupenda "Closer", que le valió el Globo de Oro y su primera nominación al Oscar, como Secundaria. Y tras "V de Vendetta", "Zona Libre", "Brothers" y alguna otra cosa poco destacable, le ha llegado su gran papel, una interpretación peligrosa porque es de las que marcan una carrera y pueden jugar a su favor (como la Sophie de Meryl Streep) o en su contra (como la Virginia Woolf de Nicole Kidman). Intenso en lo físico y devastador en lo emocional. Absorbente. Mágico. 



(maravillosos carteles no utilizados)

Su Nina Sayer de "Cisne Negro", independientemente del valor de la película (que ya sabemos que hay división de opiniones) está ya en la Historia del Cine por méritos propios. Por esa mirada que salta entre el limbo (nunca el paraiso) y el infierno y estremece y sobrecoge y conmueve. Y te la crees. Puede que otras cosas no te las creas, pero a ella, siempre. En cada plano, en cada movimiento, en cada gesto. Si no fallan todas las predicciones, el domingo recogerá su merecido Oscar. Y cruzaremos los dedos para que no sea un premio maldito, como tantas otras veces. Yo apostaría a que no lo va a ser.

martes, febrero 22, 2011

Algo Pasa Con Barbara (Swan Week, Vol. I)

Señoras, señores, gentes de mal vivir y buen bloguear, permitidme que dedique una entrada a una de las criaturas más fascinantes e infravaloradas del cine, la hermosa, la sensual, la grandísima Barbara Hershey (oooohhhh....).

(viviendo en la era pop)

Nacida Barbara Lynn Herzstein en 1948, empezó pronto a hacer apariciones en Tv y participó en varias películas de diferente repercusión, entre ellas un título de culto,  la segunda película de Martin Scorsese, "Boxcar Bertha", de 1972, con su amor de entonces, David "Kung Fu/Kill Bill" Carradine. Fueron una pareja bella, talentosa, contracultural y muy hippy. Ella accidentalmente se cargó una gaviota en un rodaje y le dio tan mal rollo que decidió llamarse por un tiempo Barbara Seagull como homenaje a la finada. Según parece, entre que el choteo por parte de la industria con su nuevo alias fue general, y que se centró demasiado en su relación con Carradine (retoño incluido, al que llamó Free -Libre-, y que después se cambió rebeldemente el nombre a Tom. Tenga ud. hijos para esto...), su tan prometedora carrera empezó a flaquear,  hasta que llegaron los 80 y de nuevo los buenos papeles.

(aquí, estrangulando un gato, pero se lo pensó dos veces antes de cambiarse a Barbara Cat)


En 1980 co-protagoniza un éxito hoy olvidado (y muy reivindicable), "Profesión: El Especialista", y el año siguiente fue la protagonista absoluta de  "El Ente", morbosa e inquietante película basada en un caso real (gasp!) de una mujer atacada por un ser sobrenatural. Y atacada es... atacada. La imagen de los pechos de la Hershey magreados por las huellas de unas manos invisibles causó gran impacto. Bueno, toda la película causó gran impacto. Y algunos bostezos. Esto..., no estaba mal, pero era demasiado larga y lenta para su género, y toda la expectación generada se diluyó rápidamente. 


 (¿sueñan las amas de casa aburridas con maromos sobrenaturales?)

Y desde entonces, siempre ha estado ahí, y ha demostrado su magnetismo en la pantalla y su valía como intérprete (sí, hasta en El Ente, lo juro), pero por alguna extraña razón que se me escapa nunca ha conseguido estar en primera fila. El mundo del cine está lleno de incógnitas, queridos y cinevoraces lectores. No se puede decir que no haya participado en películas importantes: "La Última Tentación de Cristo", "Elegidos para la Gloria", "El mejor", "Hoosiers", la fallida "Retrato de una Dama", por la que consiguió por fín una candidatura al Oscar, y dos obras imprescindibles, "El Ojo Público", una exquisitez bastante desconocida que recuperaba el espíritu del cine negro de los 40 (a la manera de la posterior "L.A. Confidential") donde aparecía elegante y glamourosa hasta no poder más. 

 (deja que pruebe tu puro, encanto...)

Y la obra maestra absoluta, redonda, total, la grandísima "Hannah y Sus Hermanas", de Woody Allen.

 (Woody está detrás de Barbara y Mia Farrow intentando desenredarles las melenas tras hacer de ABBA en un karaoke.  Pero Dianne Wiest se llevó el Oscar)


Un gran y merecidísimo éxito de público, crítica y premios. Incluso consiguió el de mejor actriz dos años consecutivos en el Festival de Cannes (oh la la!). Pero ni por esas. Barbara siguió estando en segunda división. Aunque probablemente haya sido mejor así. No conozco a nadie que sea más o menos cinéfilo y no babee (por motivos que van de lo lúbrico a lo artístico, muchas veces combinados) al mencionarla. De haberse convertido en una estrella, seguro que habría tenido que cargar con papeles anodinos en sonrojantes comedietas olvidables o peliculones dramáticos de temporada muy sentidos y muy over the top. Eso que nos hemos ahorrado. Y se la ha podido disfrutar en otra exquisitez, "La Hija de un Soldado Nunca Llora", en un par de thrillers estupendos, "Lantana" y "11:14", y en un puñado de producciones televisivas. 

 (Lantana sobre Lantana, y sobre Lantana una....)

 Y ahora, con 62 años y aún tremendamente bella y rotunda (vale, algo de quirófano hay, pero del bien hecho) hace de mater a-mantis-ima de Natalie Portman en la recién estrenada "Cisne Negro", candidata a peli malrollera del año, la década y lo que se tercie. Pero como ya está todo el mundo hablando de ella (ah, ¿que no habéis visto lo que ha escrito mi primo? No sé qué hacéis perdiendo el tiempo por aquí. Leedlo, leedlo...), pues no voy a decir nada más que me ha gustado bastante pero no tanto como esperaba, pero no diré por qué para no desvelar nada a quien aún no haya ido a verla. Merece la pena, sin duda. Hay películas que merecen ser vistas tanto si gustan como si no. Y aquí está la Portman dándolo todo, la Kunis dando cabeza (ejem), la Wynona loquísima del potorro, y Barbara Hershey volviendo a demostrar lo buena actriz que es, lo bien que madura y lo poco que ha necesitado el estrellato para demostrar su brillo. Y lo que le queda.


(y cambió a Kung Fu por Sayid Jarrah!! Digo, la tía...)
 

miércoles, febrero 16, 2011

Música Para Escribir XX: SRO

Trabajo tras un mostrador, como muchos ya sabéis y otros no y en general a todos os da un poco igual, lógicaMente, oh queridos y postSanValentinescos lectores. Un día, un cliente-amiguete habitual. al encontrármelo por la calle me dijo algo que me pareció muy gracioso. "¡Anda, pero si tienes piernas!". Esa frase se me vino a la cabeza hace poco al ver el recién estrenado "otro blog" de SRO, lúcido e ingenioso hacedor de algo tan recomendable como blue notes, entradas mínimas, frescas y contundentes que van de lo reflexivo a lo absurdo, del análisis a la fantasía, de lo político a lo espiritual, a veces en una sola frase, a veces en un pequeño texto, la mayoría originales y algunos rescatados o reconvertidos de lo que lee en otros espacios, pero no por ello menos originales. Todo con mucho humor, aunque a veces sea bastante negro (¿debería decir afroamerihumor?). Como ya dije en su día de Uno, (gracias al cual descubrí a SRO, por cierto), menos es más. Pero SRO, que tan bien sabe condensar las ideas, afortunadamente no condensa los comentarios, revelándose también como una de las sorpresas de la temporada en esta faceta. Y así que ibamos, de sorpresa en sorpresa, deleitándonos con su cabeza en sus sabias blue notes e intuyendo que había más cuerpo por debajo gracias a sus comentarios, cuando ahora hemos comprobado que....¡tiene piernas! Acaba de comenzar un nuevo blog, "El otro blog de Sro", radicalmente distinto en la forma a blue notes, aquí las entradas serán posts "al uso", y aunque acaba de iniciar su andadura (¿blogueadura?), promete, el chico promete. Así que os recomiendo  vivaMente que os deis una vuelta por su(s) espacio(s), seguro que no os va a defraudar. 

Y para no variar, en el último párrafo de estas "músicas para escribir" siempre digo que es difícil buscar una música que pueda servir como acompañamiento, inspiración, desconexión sin saber de qué pie cojea (hablando que estábamos de piernas, aunque sea en lo musical) el destinatario, pero se intenta. En este caso, y dado que Blue Note es el sello más prestigioso de jazz, desde este desprestigioso blog vamos a recurrir, oh queridos y concisos lectores, a uno de mis músicos más queridos, el gran Ike Quebec al saxo con la ayuda inestimable de Grant Green a la guitarra interpretando "Count Every Star", del álbum de Quebec de 1961 llamado "Blue and Sentimental".  Sé de buena tecla que SRO se ha apañado una vitrina para premios y menciones, así que lamento que el primero sea este "intangible". Se siente. Pero bueno, dejemos que invada a SRO de la cabeza a... las piernas.

miércoles, febrero 09, 2011

En Esencia

Debe ser tarde, el sol ya entra con fuerza por la ventana, pero no me apetece levantarme, una vez más me siento decepcionado. Me había prometido no volver a hacerlo, pero siempre queda la esperanza de que sea diferente, especial, único. Tal vez algún día -alguna noche- lo sea, pero mientras tanto, un chasco tras otro. No, no quiero levantarme, puedo oler mi propio fracaso mezclado con el olor a mar que flota por la habitación. Para muchos, el olor es importante. Para mí es fundamental. Como el personaje aquel de la célebre novela, el olfato siempre ha sido el más desarrollado de mis sentidos, creo que podría hacer un repaso a mi vida en base a los olores que me han rodeado. Mi madre, que siempre ha olido a lavanda y canela, suele contar lo mucho que tardó en superar la aprensión que le daba verme en la cuna con los ojos muy abiertos, concentrado en los barrotes de madera pintada, aspirando nerviosamente su olor como si me fuera la vida en ello.  La goma de mi primer patito para el baño, las mermeladas y bizcochos caseros, las mandarinas, los libros, lapiceros, plastilinas, tizas, ceras, la ropa nueva y la recién lavada, las pastillas de jabón en los cajones, la naftalina, el humo de los puros de mi tío P., el río donde iba con la pandilla de excursión, la primera cerveza,  el cine en una sesión de sábado... Tantos olores importantes en mi recorrido.

Y él olía a limpio, en aquel local nocturno lleno de olores, en medio de tantas culebras con olor a espejismo, él olía a limpio y a cierto. Se notaba en su cuello de bergamota, en su pelo de té verde y muy especialmente en su sonrisa de menta. Hasta sus palabras parecían tener olor. A deseo, a arcilla y promesa. En el trayecto a su casa, la gasolina del coche mezclada con la hierba, el pino y el jazmín que se colaban por la ventanilla entreabierta nos envolvían en un olor a inminencia, a hallazgo, tal vez a felicidad. Y la casa, oh, su casa. Cerezo, haya, sándalo, limón, geranio, claveles, Marsella, limpiamuebles, un fondo de linimento y licor. No me hubiera importado disolverme en el olor de ese lugar, ese aroma a madurez, a seguridad, a por fin.

Nos respiramos durante horas, pudimos comprobar cómo nuestros cuerpos perlados de sudor incorporaban matices infinitos de estimulación, convocando a otros fluidos que se encargarian de dar el toque final de plenitud a la sinfonía olfativa. Pero mientras ejecutaba su postludio de jadeos decrecientes, como todas las veces anteriores, como en todas las otras decepciones, no hubo ninguna diferencia en su olor a asombro y estupefacción, en su hedor a miedo. El sudor provocado por su forcejeo no se distinguió en nada de los anteriores, y lamentablemente, su sangre tenía el mismo aroma a derrota de todos los demás.

Me quedaría en la cama oliendo mi propio fracaso, pero prefiero oler un buen café recien hecho. Tal vez esta noche tenga más suerte.


martes, febrero 01, 2011

Yo Tenía Unos Lobos En Rusia



En lo que llevamos de 2011 ya nos han dejado un puñado de ilustres del cine (y alguno de la música que todavía está pendiente de homenaje en este desprestigioso espacio). Pete Postlethwaite, Susannah York, Peter Yates (director a reivindicar), Anne Francis, y ahora el gran-gran-gran John Barry. Por si a alguno no le suena su nombre, antes de que levante alguna ceja con expresión de "¿y este quién es?", sabed que le conocéis de sobra, ha sido uno de los compositores de bandas sonoras más importantes de la historia del cine. Nacida Libre, King Kong (versión 1976), Robin y Marian, Peggy Sue Se Casó, El León En Invierno y un largo etcétera con tres momentos estelares que forman parte de la memoria colectiva, hasta de la no excesivamente cinéfila: La saga de James Bond, Memorias de Africa y Bailando con Lobos. 4 Oscars a la mejor banda sonora, uno a la mejor canción (la maravillosa "Born Free"), varios Globos de Oro y un Grammy para una carrera en la que alternó grandes partituras orquestales y pequeñas (pero igualmente grandes) composiciones de corte jazzistico (como la excelente "Fuego en el Cuerpo"). 

(¡y estuvo casado con Jane Birkin!)



Desde que se ha sabido la noticia, en practicamente todos los espacios que han hablado de él se ha recurrido, como es lógico, a sus tres momentos mayores, pero desde aquí quiero darle la despedida con la que para mí es la favorita entre tanta obra maestra, como igualmente favorita es esta inmensa película pequeña, escandalosa en su momento (y aun así ganó el Oscar, la única con clasificación X -no por porno, claro- que lo ha conseguido hasta la fecha) y fantástica siempre. La amistad de dos perdedores en la devoradora Gran Manzana, Cowboy de Medianoche.


lunes, enero 31, 2011

En Fin

Cuando después de muchos años de desencuentros y rencillas finalmente le confesó con una mirada de tristeza y vergüenza que siempre le había querido, corrió a besarle en un desesperado y último acto de reconciliación con su espejo que duró el tiempo que tardaron las pastillas en hacer efecto.


miércoles, enero 26, 2011

En Compañía

Un millón trescientos noventa y nueve mil seiscientos treinta y cinco granos de azúcar (moreno) mezclados con mantequilla y disueltos en 6 proyectos frustrados de polluelo y trabajados con dos tazas y media de polvo (dos de trigo y media de cacao compartiendo espacio con el contenido de un sobre de hongos de fermentación molidos) y calentados en el horno a casi un par de cientos de grados durante mil quinientos segundos y dejados enfriar durante tres mil seiscientos segundos mientras se preparaba una cobertura con mantequilla y una taza de polvo (tres cuartas partes de azúcar y una de cacao) y se ensayaba amorosamente la canción de cumpleaños y se extendía la cobertura con mimo por toda la Sorpresa y se dejaba enfriar durante siete mil doscientos segundos durante los cuales se elegía la ropa y se lavaba la piel y se perfumaba en sitios discretos y se envolvía el regalo y se recibía a los invitados y se colocaban las guirnaldas y se colocaba la mesa y se colocaban los aperitivos y se colocaban los regalos y se colocaban las dos velitas y se reía nerviosamente y se acercaba el momento y se escondía a los invitados y se encendían las dos velitas y se apagaban las luces y se abría la puerta y se encendía la luz y todos gritaban ¡sorpresa! y la Sorpresa con todo su millón trescientos noventa y nueve mil seiscientos treinta y cinco granos y sus polvos y sus velitas se estampaba en la cara del muy cerdo y su amante huía como alma que lleva el diablo.

lunes, enero 24, 2011

El Cine de 2010 Según Teodoro (Actualizado)

(Actualización: La edad no perdona, y a pesar de que le dí vueltas y repasé unas cuantas veces las películas, al final no caí en que  me había dejado fuera una de las que más me habían gustado, pero ya está solucionado el error. Ay, esta chochez...)




Y siguiendo con las listas, hoy le toca el turno a mis películas favoritas estrenadas en 2010 (antes de que digáis nada de que vaya memoria y tal, es tan simple como consultarlo en la web y luego seleccionar). Este año la sensación general es algo peor que en los años anteriores, aunque sigue habiendo muy buenas películas. O muy disfrutables, que todo siempre es subjetivo. De Hollywood solo hay una muestra (y media) en la zona más baja de la tabla, y el resto es un cocktail de paises, lenguas y estilos de lo más suculento, gana Francia como es habitual, seguida sorprendentemente por Italia.

En la criba final se han quedado fuera  "Buried", "En Tierra Hostil", "Madres e Hijas", "The Town" y "Mamá Está en la Peluquería". Y hay un par de inclasificables que creo que me han gustado aunque no estoy del todo seguro ("Uncle Boonmee Recuerda Sus Vidas Pasadas" y "Film: Socialisme"). Por lo demás, las más destacables del año, siempre en la opinión personal e intransferible de vuestro humilde narrador, son:

15.- "Yo Soy El Amor", de Luca Guadagnino
(Italia)


14.- "Bright Star", de Jane Campion
(UK/USA/Australia)


13.- "Biutiful", de Alejandro Gonzalez Iñárritu
(México/España)


12.- "La Red Social", de David Fincher
(USA)


             11.- "Pájaros de Papel", de Emilio Aragón
(España)


10.- "Un Hombre Soltero", de Tom Ford
(USA)


9.- "El Escritor", de Roman Polanski
(Francia/Alemania/UK)


8.- "La Cinta Blanca", de Michael Haneke
(Alemania/Austria/Francia)


 7.- "Carancho", de Pablo Trapero
(Argentina)


6.- "Villa Amalia", de Benoît Jacquot
(Francia)


5.- "Copia Certificada", de Abbas Kiarostami
(Irán/Francia/Italia)


4.- "Elisa K", de Judith Colell y Jordi Cardena
(España)


3.- (ex-aequo) "Un Profeta", de Jacques Audiard / 
"Enter The Void", de Gaspar Noe
(Francia)



2.- "Vincere", de Marco Bellocchio
(Italia)


1.- "Canino", de Yorgos Lanthimos
(Grecia)

 (¿Cómo te quedas, Adrianos?)

viernes, enero 21, 2011

Foll-- me

Pues resulta que esta es la entrada número 400, ohhhh..., pero no vamos a hacer una celebración ombliguista y retropostante como en las tres centenas anteriores, que ya me tenéis muy visto en lo celebratorio (vaya racha). Voy a aprovechar este aniversarito (cuando llegue el 500 se va a cagar la perra esto va a ser un desmadre) para hablar de un tema, con nombre como de serie de cadena privada, que hace tiempo arrojé al vacío pensando que desaparecería de mi vida, y parece que debía tener efecto boomerang, porque vuelve cada cierto tiempo: Los Seguidores. De ahí el título del post, como aquel programa de Tv de los 80 para aprender inglés, "Follow me", que yo en el colmo de la originalidad y risión llamaba Fóllenme (ahora es cuando suenan los grillos en la noche desierta), con el estirado flemático Francis Matthews y su cohorte.

Ah, Los Seguidores, ese misterio. De vez en cuando, y no solo en la irrupción en este desprestigioso espacio de un nuevo lector, aunque logicamente es cuando más se da, me preguntan que por qué no tengo activado el gadget de seguidores, que así es difícil tenerme controlado cuando actualizo, y blah blah blah. Nunca me gustó esa función, especialmente cuando se puede usar otra cosita muy mona que es el blogroll. De todos modos, al principio lo tenía, claro, y me hacía mucha ilusión que alguien se apuntara, y lo visitaba, y yo me hacía seguidor, y tralará y tralarí, todo eso que habréis vivido en vuestras carnes virtuales. Cuando ya llevaba poco más de 30, me empezó a mosquear que la mitad no comentara nunca o lo hiciera muy de tarde en tarde. Y peor, que algun@s jamás hubieran dicho ni hola, a pesar de tener su careto avatarístico lindísimamente colocado en mi panel. Tate. Y yo desvivíendome visitando con regularidad a los que me seguían y comentando con todo el arte y gracejo. Bueno, toda la frase anterior es una exageración, pero seguro que habéis pasado por ello y lo comprendéis. Porque bastante baja tengo la autoestima como para que alguien se me coloque como seguidor alegremente, surgido de la nada, y no diga esta tecla es mía. Eso es que no le gusta lo que lee, si ya lo decía yo, que para qué me ilusiono, si no valgo para esto, que la gente se maneja muy bien con sus blogs y yo soy una mierda un desastre....en fin, un drama pero de los gordos. Hasta que vi que eso pasaba con todo el mundo, todos tenían sus paneles llenos a rebosar de gente que nunca comentaba. Tate.

Un buen día, tuve un incidente con otro bloguero y este se borró de mi lista, y me pidió que me borrara de la suya que no quería tenerme allí, cosa que no se me había ocurrido hacer pero que una vez propuesta, hice encantado. Luego la cosa se arregló y volvimos a ser felices y comer bloguices, pero aquello me dio que pensar. E hice algo más. Eliminé mi gadget y dejé de apuntarme en otros blogs, aunque no me borré de ninguno por pura cortesía. Decidí que quien quisiera pasar por aqui y desentretenerse un rato con estas inventuras, que lo hiciera libremente y sin ataduras morales de tesi-mesi (te sigo-me sigues), igual que yo haría con los demás, usando solamente el blogroll, que para algo está, y nada más. Y así hasta hoy. Si hubiera dejado el gadget, que cuando lo desactivé tenía unos 35, ahora, casi dos años después de eso, por lógica ya pasaría de los 100, o 200 o quién sabe. Y de esos 100 o etc. me comentaríais los que me comentais ahora, los que de verdad hacéis que esto del bloguear (que es el vivir) merezca la pena, y aprovecho para agradeceros calurosaMente vuestra presencia. Con vosotros aprendo, río, me cabreo a veces -pocas- y me emociono otras -muchísimas-, me inspiráis, me hacéis esforzarme (yo, que soy más flojo que un muelle guita)...sois la leche, vaya. Gracias de corazón, corasones. Y perdonad lo largo del post. 

(Y a pesar de todo, en este tiempo se ha seguido incorporando gente a Los Seguidores, no sé cómo, hasta llegar a 50. Sobra decir que de esas últimas incorporaciones, más de la mitad nunca han dejado ni un saludo :-D )

(Mi re-Portera Zío siempre con la celebración a punto)

jueves, enero 20, 2011

En Zozobra


Sería un salto, tan solo un salto y podría poner fin a tanta inquietud.

Una orden del cerebro que impulsara  músculos  y  articulaciones.
Sentir el vértigo del vacío y la inevitable incertidumbre en la caida.

Quizá arrepentimiento. Intentar congelar sin éxito el instante.

Repasar una vida entera de errores proyectada velozmente en el trayecto.
O no hubo tantos errores y tal vez sea mejor no saltar y seguir angustiado.
Pensando lo que me pierdo por no saltar a tus brazos. Acabar con el sueño. 


Sobre todo, acabar cuanto antes con este mareante ejercicio de ficción



miércoles, enero 19, 2011

Entre Libros

Thiago, al que últimaMente nombro más que a Kubrick porque me premia y me re-premia y me cita y me tiene muy contento a la par que muy sonrojado, que yo soy de sonrojo fácil (aderezado con ale-Theo de pestañas y caida de ojos, por supuesto, en un -vano- intento de que la teatralidad disimule la timidez), Thiago, decía, me ha pasado este meme que consiste en decir los cinco libros favoritos. Y a mí es que me dan una lista y soy feliz, ya sea de cine que me gusta, de música que adoro, de comidas que no soporto o de formas de morir que preferiría. Como bien decía él en su entrada al respecto, recomendable como todas las que hace aunque él diga -con la boca pequeña- que no, escoger 5 libros es difícil, como 5 películas, 5 discos, 5 cuadros... o 5 amantes (¿he dicho yo esto?), y lo que hoy se elige dentro de unos años igual queda fuera porque otra cosa lo ha superado, y blah blah blah, todo eso que ya sabéis. Y aunque Thiago se empeña en verme como un intelectual, nada más lejos de la realidad, debo confesar con bastante vergüenza que leo poco, siempre gana el cine en el tiempo libre, así que tengo una laguna lectora del tamaño del Titicaca, y bastantes volúmenes que me miran desde las estanterías con aviesa intención cuando paso por su lado, como diciendo "léeme ya, cohone". Pero bueno, poco a poco y con calma -demasiada, tal vez- se les va haciendo justicia.

Pasemos pues a la lista. Más o menos reconocidos o valorados, mejores o peores, si me tengo que quedar con 5 libros que de algún modo me impresionaron y/o marcaron y que nunca me cansaría de leer, serían:

"Reencuentro", de Fred Uhlman


Una pequeña gran novela descubierta por un Theo adolescente en una feria de ocasión. Primer y casi único libro de Uhlman, más conocido como pintor, que narra la amistad y separación de un humilde muchacho judío y un burguesito alemán a las puertas de la expansión nazi. El capítulo en el que se describe el concepto de amistad romántica e incondicional no quiero ni contaros de qué modo se me clavó en el alma en aquellos años de pubertad torturada y deseosa de encontrar un semejante, un cómplice...¿un amor?. 


"Tormento", de Benito Pérez Galdós


Ah, don Benito. Qué grande. Podrían haber sido Fortunata y Jacinta, Marianela o Doña Perfecta, o cualquier otra. Como cinéfilo precoz, quedé fascinado con la película de Pedro Olea y esa interpretación sobrenatural de Concha Velasco, y al leerlo años después, tenía que cuidar las páginas para que no se mancharan de babas. Un argumento de folletín que esconde un retrato de sociedad mordaz, despiadado y con un finísimo -y bastante perverso- sentido del humor. La "clase media" rancia, beata y criticona que no tiene donde caerse muerta y vive en una continuo delirio de grandeza, ese mundo que Galdós supo analizar siempre con tanta precisión. Ah, don Benito. Qué enorme.


"El Corazón Es Un Cazador Solitario", de Carson McCullers


Tengo una especial querencia por la literatura estadounidense del S. XX, tal vez sea por su inmediatez y su evidente hermanamiento con el cine. También aquí podían haber estado los otros grandes libros de McCullers, "Reflejos en un Ojo Dorado" o "La Balada del Café Triste". Podían haber estado John Steinbeck, Scott Fitzgerald, John Dos Passos, Isaac Bashevis Singer o Flannery O'Connor. Y en el último momento he quitado a Truman Capote con "A Sangre Fría" (o "El Arpa de Hierba", "Otras Voces, Otros Ámbitos"... cualquiera lo merecería), para decidirme por el primer trabajo esta autora, estupenda cronista de los inadaptados del muy inadaptado Sur.  


"Lolita", de Vladimir Nabokov

(pedazo de portada)

Obra maestra absoluta. Redonda. Total. Y punto. Una sola frase cualquiera de este genio del lenguaje vale por todo lo que yo pueda escribir de aqui a la eternidad y en cien vidas que me reencarne.

"El Árbol de la Ciencia", de Pío Baroja.



Ah, don Pío. Qué grande. Como en el caso de Galdós, otro gran retratista de un tiempo y una sociedad rancia e inmovilista, pero con una carga existencial permanente en su obra, y en el caso del Árbol, bien explícita. Otro de esos textos que caló bien hondo en un Theo preocupado por el sentido de la vida y la futilidad de la existencia (y sus mariachis). Aquí podían haber estado también "Tiempo de Silencio", de Luis Martín Santos, "La Colmena", de Cela, "Bearn" de Llorenç Villalonga o "Últimas Tardes con Teresa", de Juan Marsé (todo muy cinematográfico, como se puede ver). Pero ah, don Pío. Tenía que estar don Pío.


Y Stendhal, y Coetzee, y Cervantes, y Durrell, y Dickens, y Delibes, y Conan Doyle, y Unamuno, y Atwood,  y tantos y tantos otros....

Para acabar, le paso el meme a tres ilustres de la blogosfera: Argax, Chevy y Ronronia Adramelek. Podéis hacerlo cuando os apetezca, o no hacerlo si no os apetece. Pero no estaría nada mal que nos contáseis qué 5 libros os han marcado, ¿verdad, oh queridos y lectores lectores?