miércoles, junio 06, 2007

La Criatura Más Antigua De La Tierra

Ella pisaba fuerte. Siempre había sido atractiva a ojos de todos, pero a los suyos propios, era sencillamente espectacular. Y años de sumisión y aburrimiento en un matrimonio de todo punto erróneo habían ido ajando su encanto, aunque en su interior ella se seguía considerando divina. Nunca hubo grandes peleas, ni (que se supiera) infidelidades, ni dolor, pero tampoco grandes alegrías, ni ilusiones, ni esperanzas. Unos hijos adorables (a ratos), a los que se dedicó por completo, por amor de madre y tal, pero sobre todo para llenar el hueco que casi al instante de casarse comprobó que su marido no podía, sabía o quería llenar. Tan solo había una nube gris, tan gris que la simple idea de no poder culparlo de su carencia la llenaba de frustración. Y pasaban los años.

Ella asumió su papel. Probablemente él también asumió el suyo. ¿Es que él era un sosainas o es que ella esperaba demasiado? Igual sólo se habían limitado a seguir el camino habitual de los animales sociales, de la gente de bien (y tal); casarse, formar una familia....y aburrirse. Igual sólo eran incompatibles. Y pasaban los años.

Ella dormía junto a una foto de cuando era bailarina amateur. Una foto que mostraba a una chica con algo de magia, vibrante, luminosa; allí estaba, en su mesita de noche, siempre recordándole quién podía haber sido. Más de una vez su marido, sin que ella se diera cuenta, la vió acariciar la foto al acostarse, con una mirada que se perdía en un bosque de tristeza. En esos momentos él tomaba conciencia de que quizá en su mano estaba insuflar un poco de vida a esa mujer que olvidaba casi a diario que era algo (mucho) más que una criada. Pero en su incultura emocional, se limitaba a un par de sobeteos, un par de empellones con sus correspondientes gemidos, un beso en la frente, un "que descanses, cariño", y a dormir. Y ella volvía la vista a la bailarina bidimensional, que con su malla insultantemente estilizada, parecía mirarla con un rictus de desprecio o compasión, dependiendo del momento. Y pasaban los años.

Ella sólo necesitó una décima de segundo para comprender que tras el fallecimiento del marido("pobre, un hombre en la flor de la vida, tan entregado a su familia, tan trabajador, para acabar devorado silenciosamente por esa enfermedad que no detectó hasta que era demasiado tarde, no somos nada, cuenta con nosotros para lo que quieras, menos mal que tus hijos ya son grandes, no te encierres, aún tienes mucho por vivir.....") tenía que recuperar a la bailarina que todavía se hallaba agazapada en algún escondrijo de su alma. Era libre. Había que detener el reloj.

Y ahora, a pesar de tener como mínimo 320 años, luce su palmito radiante, encantada de tenerse tras tantos años de autodesamparo. Vive su vida intensamente, viste como quiere, ceñida y con ropa de 5 generaciones menos. Y ríe, ríe mucho. Acompaña a su hijo (al que sacó del armario astutamente, harta de que él no se decidiera a confesárselo, y si no llega a ser porque él amenazó con desaparecer del mapa, le hubiera organizado una pomposa fiesta como esas que ella recordaba tras cada actuación en su juventud) al desfile del Orgullo, coqueteando hasta con La Cibeles y encantada de que todos envidien a esa madre y abuela tan moderna y tan deslumbrante. Tan rotunda, tan agotadora. Tan grotescamente atractiva. Y baila. Y pisa fuerte.

Es una historia inventada, no es muy original, pero me divirtió imaginarla en una mujer que ví el otro día estando (yo) en (muy) buena compañía comiendo delicias al borde del mar. Y te la dedico. Sí, a tí.

Escuchando a That Total Woman cantandole al Corazón y al Alma (I keep it shining everywhere I go...) :-)

viernes, junio 01, 2007

Some Bizarre

Nunca me canso, nunca nos cansamos de la música (ni del cine, ni de los libros, ni del arte en general) (vaaaale, ni de la comida, ni de la playa, ni de dormir, ni del sexo, etc... cada uno con sus cositas), disfrutamos, descubrimos cosas nuevas, recuperamos otras olvidadas, nos llevamos chascos, nos llevamos alegrías. Pero de tanto en tanto aparece algo que cae como un mazazo, y faltan o sobran las palabras para definirlo, y para expresar lo que provocan en nosotros, oh humildes (a veces no tanto) receptores/devoradores.

Y sorprendido, anonadado y pasmado me hallo desde hace una semana gracias a "Atlas", de Battles, single de presentación de su primer álbum "Mirrored", tras haber conseguido una legión de admiradores con sus conciertos y sus tres primeros EP's. Se publicó en Marzo solamente en vinilo, y yo ni me enteré de su existencia. Cielos, ¿cómo he podido pasar estos meses sin disfrutarlo? Menos mal que el álbum ya está en la calle (¿en qué calle?) y por fín ha llegado a mis garras manos. Ellos son (ex)miembros de bandas de vanguardia y rock experimental como Don Caballero, Tomahawk o Helmet (bueno, Helmet no eran muy experimentales que digamos). Para rematar, uno de ellos es hijo de Anthony Braxton, legendario jazzman. Vaya pandilla.

Es como si los Pitufos celebraran una fiesta, se tomaran un ácido, y tuvieran una visión en la que T.Rex los invitan a juntarse en una jam session. Casi nada. Como decía la crítica de la revista Sound, "When the world is invaded by robots in 2067 this will still sound ahead of its time"





Lástima que para el vídeo lo hayan dejado en 4 minutos.