- ¿Me está diciendo que se había arrepentido de su invención?
- ¿Arrepentirme? No, para nada. Ya le he dicho que el mundo se convirtió en un lugar más civilizado, más sereno, incluso se demostró que disminuía la criminalidad. Los gobiernos se hicieron cargo de la instalación del Inhibidor, no había calle o carretera sin uno. Y gracias al buen ojo legal de mis asesores, me aseguré un porcentaje de por vida de los beneficios que generara, que eran muchos.
- Sí, lo sé, el ruido absorbido por el aparato era procesado para producir energía, de la que el 40 por ciento iba destinada sin coste al tercer mundo. Según consta en los informes, su nombre estuvo propuesto para el Nobel en más de una ocasión, pero usted pidió expresamente que se retirara. ¿Simple cuestión de humildad o había algo más en ese rechazo?
- Me sentía, de algún modo, culpable. A pesar de haber ayudado a hacer del mundo un lugar mejor, sentía que le había robado algo esencial. De vez en cuando iba a reuniones de la Sociedad Sonora, grupos pro-ruido cada vez más numerosos, que celebraban fiestas y mítines a favor del restablecimiento del Orden Natural, como ellos lo llamaban. No eran ilegales porque en realidad el ruido no era ilegal, pero evidentemente gozaban de muy mala prensa. Y puedo decirle que en esas reuniones se respiraba libertad, alegría, algo que cada vez estaba más ausente fuera. No podía quitarme de la cabeza la idea de que me había equivocado. Y una noche, al volver de una reunión Sonora, en vez de ir a casa me dirigí a mi despacho en la empresa. Allí guardaba el Primer Ruido como una especie de trofeo.
- ¿El Primer Ruido?
- Si. Como usted sabe, el Inhibidor, con el ruido recogido, producía un líquido espeso que se procesaba en plantas específicas para transformarlo en energía. En el despacho tenía expuesto en una vitrina un recipiente hermético que contenía el primer litro recogido, ya le digo, como un trofeo después de tantos meses de estrecheces y penurias, como ese primer billete que enmarcado exhibe orgulloso el dueño de un negocio. Me senté a mirarlo, tratando de convencerme de que había merecido la pena, pero algo había cambiado en mi interior. Ya llevaba días sintiendo una angustia incontrolable, la idea del suicidio estaba cada vez más clara, pero antes, quería librarme del Primer Ruido. Abrí la vitrina y lancé el frasco contra la pared. La habitación se llenó entonces de un rumor creciente y terrorífico. Gritos de madres autoritarias, gritos de niños insolentes, jadeos de amantes salvajes en aseos públicos, bocinas frenéticas de conductores intolerantes, sirenas de ambulancias que se mezclaban con los alaridos de sufrimiento de sus ocupantes, perros desgañitados que provocaban a otros perros, peleas callejeras, coches con sus músicas atronadoras escapando por las ventanillas...cientos de ruidos urbanos se enroscaron sobre mí como una serpiente a punto de engullir a su víctima. A duras penas pude salir corriendo del edificio. Pero el Ruido ya nunca me abandonó...
- Lo lamento
-¿Cómo dice?
- Todo el restaurante se ha quejado, y con razón, pero poco podemos hacer nosotros si sus padres no son capaces de callarle. Acepte nuestras disculpas y esperamos que vuelva pronto.
Se guardó la cartera y salió del tan afamado como mediocre restaurante pensando que había sido una mala elección ir a comer en un Domingo lleno de familias con niños maleducados, pero al menos le había proporcionado una curiosa idea sobre la que escribir.
- ¿Arrepentirme? No, para nada. Ya le he dicho que el mundo se convirtió en un lugar más civilizado, más sereno, incluso se demostró que disminuía la criminalidad. Los gobiernos se hicieron cargo de la instalación del Inhibidor, no había calle o carretera sin uno. Y gracias al buen ojo legal de mis asesores, me aseguré un porcentaje de por vida de los beneficios que generara, que eran muchos.
- Sí, lo sé, el ruido absorbido por el aparato era procesado para producir energía, de la que el 40 por ciento iba destinada sin coste al tercer mundo. Según consta en los informes, su nombre estuvo propuesto para el Nobel en más de una ocasión, pero usted pidió expresamente que se retirara. ¿Simple cuestión de humildad o había algo más en ese rechazo?
- Me sentía, de algún modo, culpable. A pesar de haber ayudado a hacer del mundo un lugar mejor, sentía que le había robado algo esencial. De vez en cuando iba a reuniones de la Sociedad Sonora, grupos pro-ruido cada vez más numerosos, que celebraban fiestas y mítines a favor del restablecimiento del Orden Natural, como ellos lo llamaban. No eran ilegales porque en realidad el ruido no era ilegal, pero evidentemente gozaban de muy mala prensa. Y puedo decirle que en esas reuniones se respiraba libertad, alegría, algo que cada vez estaba más ausente fuera. No podía quitarme de la cabeza la idea de que me había equivocado. Y una noche, al volver de una reunión Sonora, en vez de ir a casa me dirigí a mi despacho en la empresa. Allí guardaba el Primer Ruido como una especie de trofeo.
- ¿El Primer Ruido?
- Si. Como usted sabe, el Inhibidor, con el ruido recogido, producía un líquido espeso que se procesaba en plantas específicas para transformarlo en energía. En el despacho tenía expuesto en una vitrina un recipiente hermético que contenía el primer litro recogido, ya le digo, como un trofeo después de tantos meses de estrecheces y penurias, como ese primer billete que enmarcado exhibe orgulloso el dueño de un negocio. Me senté a mirarlo, tratando de convencerme de que había merecido la pena, pero algo había cambiado en mi interior. Ya llevaba días sintiendo una angustia incontrolable, la idea del suicidio estaba cada vez más clara, pero antes, quería librarme del Primer Ruido. Abrí la vitrina y lancé el frasco contra la pared. La habitación se llenó entonces de un rumor creciente y terrorífico. Gritos de madres autoritarias, gritos de niños insolentes, jadeos de amantes salvajes en aseos públicos, bocinas frenéticas de conductores intolerantes, sirenas de ambulancias que se mezclaban con los alaridos de sufrimiento de sus ocupantes, perros desgañitados que provocaban a otros perros, peleas callejeras, coches con sus músicas atronadoras escapando por las ventanillas...cientos de ruidos urbanos se enroscaron sobre mí como una serpiente a punto de engullir a su víctima. A duras penas pude salir corriendo del edificio. Pero el Ruido ya nunca me abandonó...
- Lo lamento
-¿Cómo dice?
- Todo el restaurante se ha quejado, y con razón, pero poco podemos hacer nosotros si sus padres no son capaces de callarle. Acepte nuestras disculpas y esperamos que vuelva pronto.
Se guardó la cartera y salió del tan afamado como mediocre restaurante pensando que había sido una mala elección ir a comer en un Domingo lleno de familias con niños maleducados, pero al menos le había proporcionado una curiosa idea sobre la que escribir.
32 comentarios:
[Aquí estamos comentando a las tres de la mattina de un miércoles]
El final es un poco jeje, ¿no? La cosa se va enrevesando hasta el punto de que desemboca en un falso final muy lógico (con perdón de los palabros).
Vamos, que lo he disfrutado mucho. Recomendado para vecinos hartos de botellón: más jeje.
Excelente final...excelente texto...Conclusión mía: "odio el ruido"....Besos silenciosos
La comunidad sorda te va a denunciar. Ellos dicen que sin ruido somos todos iguales y pierden sus derechos. Hay que ver...
Pues que te ha quedado muy bien, y todo por los gritos de algún mocoso, ja, ja, ja, ja... Desde luego es verdad eso de que la verdadera inspiración llega en el momento más inoportuno y extraño...
Felicidades again!!!!
Stormypbkss
Xim
Excelente historia, Theodore. Enhorabuena. Seguro que nadie la hace oidos sordos...
Carpe Diem
Yo odio los ruidos, tanto nocturnos como diurnos no puedo con ellos, me ponen de los nervios, tengo que tener algo en el martillo que hace que me irrite considerablemente
Muy buen texto
El fondo, la forma,.. todo me ha encantado. Yo me lo paso genial cuando de un hecho cotidiano, como el de aquel terrorista sonoro de corta edad, se te viene así como envolvente una idea tras otra y plasmarla en papel, bueno, en bytes.
Award kisses.
Yo vivo junto a una carretera desde que naci,los ruidos son para mi la vida,cuando es dia laborable.No soportaria el silencio.
Ahora que el viernes en mi casita en medio del campo me molesta hasta los pasos del que pasa por mi puerta.
Ese inhibidor me lo vas a prestar para cuando viajo en avion y me toca al lado de una familia con 3 o 4 niños jajajajaja
LEJOS DEL MUNDANAL RUIDO...
ABZ
-polo sí, tengo que reconocerlo, pero se me fue un poco de las manos. Podía haber seguido pero tres partes ya me parecían mucho. Además, "an alphabet" ya es una serie en sí misma... En cualquier caso, me alegro de que lo hayas disfrutado :-)
-Winnie Conclusión acertada, jeje. Un besote y gracias!
-Stultifer habrá que montar una asamblea o algo.
-Cosecha Gracias. Y que sepas que me picaste con lo de la celda de al lado... Un abrazo.
-Luz de Gas no sabes cuánto te entiendo. Gracias y besotes.
-mistercloset y no sabes lo que me encanta a mí que lo hayas pasado bien con ello. Extremelygrateful kisses.
-Soy-yo-mara Bienvenida, te paso un Inhubidor cuando quieras ;-)
-ABZ Y tiene gracia que uno de mis grupos favoritos sea Art of NOISE..... jaja. Bss.
Me preguntaba cómo serías capaz de terminar esto y lo has hecho soberbiamente: con inspiración. La idea que da vida al relato y hace que se cree el inhibidor es al final la idea que inspira la creación de toda la historia. Es como leer un cuento al revés, pero con talento. Me has mantenido en vilo todo el tiempo, me has hecho disfrutar leyendo cada capítulo y me has sorprendido con un final muy bien escogido. Quizás si hubiera sido más imaginativo o de ciencia ficción no habría sido tan impactante.
¿Qué puedo decir?
F de Fabuloso.
Un abrazo y sigo leyéndote. No me lo pierdo.
Ed.
jaj si yo lo digo siempre, cari... lo que no mata, te inspira, jaja. En realidad este post me recordó a un comentario de Stultifer en su blog o en el tuyo, el decía que amaba el silencio y yo objetaba que a mi me encanta el ruido, el ruido es vida, el ruido es dios, jajaja.
Tu post está genial, pero por otro lado si que hay algo cierto. Dicen que si hubiera los instrumentos adecuados aún podría escucharse el sermón de la montaña o la arenga de Napoleón en las piramides a sus tropas... Todo "está" ahi, solo hay que poner la oreja, jajaja
Bezos, cari.
-Ed G de Gracias, no puedo decir nada más, jeje. Bueno si, B de besote!!
-Thiago cari, es que ese comentario estaba en el primer post de esta misma historia, que son tres partes, no te líes, jeje. No me extraña, con todo lo que llevas p'alante entre tus blogs, tus comentarios y everything else, que de verdad que no sé cómo puedes con todo. Gracias por pasarte y por haberte gustado, guapo.
Muakkks
Theo, simplemente Fantástico, y Fenomenal, uno de los mejores post (trilogía de post) que he leído. De esos que a uno le hubiera gustado escribir.
Es impecable lo mires por donde lo mires, y el cierre muy ingenioso, todo cuadra y todo convence.
He disfrutado muchísimo con la escena del Primer Ruido, son esos detalles que hacen la historia realmente magistral.
No sé qué más decirte, solo que me encanta asomarme a tantas cosas que tienes guardadas y que vas destilando poco a poco desde esta tribuna.
Un beso grande.
Pues.. yo no podría vivir en silencio, pero tampoco podría vivir en el ruido permamente. Una gran entrada, Theodore...
Esta parte la he leido con el ruido de la calle inundando (que bién quedaría con h intercalada) la sala.
No he parado de reir.
Es sublime. ¿No fué un tal Alfred Nobel el que descubrió la dinamita?
Largo, si, ¿y?. Lo largo, si bueno, tres veces bueno.
Ahora, cada vez que esté apunto de hacer sonar le claxón, pensaré en vos.
Re-re-reverencias.
SilentKisses
-ADRIANO muchas gracias, guapo. Tú porque estás ahora con la cabeza en otras cosas (esto ya NO es un tirón de orejas, tranquilo, jaja), pero a poco que te pones te salen unos posts que pa mí los quisiera, así que lo dejamos en quid pro quo, ok? jeje
Muchos besos
-Manuel si es que todo está bien en su medida, a mí me encanta el silencio, pero por lo escaso que es, imagino que vivir en él debe ser insoportable... Gracias a tí también, guapo. Un besote.
-Chevy Lo has leido con el mejor acompañamiento posible, sin duda, y me alegro de que te haya hecho reir, solo espero que tu claxón no tenga "la cucaracha" o algo así, jeje.
Ya sabes que dos que se reverencian tienen peligro de darse un cabezazo ;-)
Quiet kisses
ejem,ejem, y ahora que hago? me callo? jajaj bueno, me acordaba de algo, del post y de los tapones de Stulti que eso me dejó impresionado, cari Pero tienes razon al cesar lo que es del cesar y al silencio lo suyo.
Es verdad que a veces ya me lio, y lo que es peor, a veces me lio con los lios de mis lios. En fin, que como bien dice tu post a veces es mejor quedarse callado, jaja Quien mucho habla mucho metelapata.
En cualquier caso, el fondo de mi comentario, creo que sigue siendo válido, que es a lo que voy. Y sigo diciendo que a si algo me da miedo es el silencio absoluto, si me quedo en casa me da mas miedo el silencio que eso que dicen "oigo ruidos", claro que con una abuela fantasma estoy acostumbrado a los ruidos, eso sin contar con la orquesta sinfónica que le toca todas las tardes en su habitación, aunque yo, la verdad no la he visto nunca.
Hay una canción de Simon&Garfunkel que se llama "los sonidos del silencio". Es preciosa, es preciosa precisamnete por lo que tiene de paradoja, como puede ser tan bella un canción que habla del silencio? Si hubiera un silencio perfecto, que seria de la múscia? Oh dios, mientras haya ´ruido habrá musica, y yo voy a dejar de hacer ruido en tu blog, que me parece que se me ha ido la azotea,jajaja
Bezos
Lo cual no quieta que tu tripost o tu postri sea genial, muy "new age" muy futurible, muy charlton heston en el planeta de los simios....
Hoy fue el dia sin coches y ha habido mas coches que nunca, quizás el dia sin ruido podamos celebrarlo con un tamborrada en los tapones de Stulti, j aja
Bezos.. ya me voy, que voy dejando a otros el sito, coño, no empujen....
Escuché teclear mi nombre y vine raudo. Ya no tengo tapones. Ahora es mi ordenador el que ha perdido el sonido. He trasteado y claro, así me ha ido. Se quedó mudo. Tanto inhibidor me ha descontrolado y mi vecina sigue gritando. la pobre.
-Thiago tú tranquilo que aquí puedes hacer todo el ruido que quieras, siempre se dice que los comentarios son lo que dan sentido a un blog, y tú te llevas la palma, corasón. Tienes una visión y unas ocurrencias que no dejan de sorprender :-) Si hasta te ponemos haciendo cameos en las historias, no te quejarás, jeje. Muakkks.
-Stultifer tu vecina es un potro desbocao. Creo que tu ordenador es que se siente intimidado con ella, normal, no puede concentrarse en sus escaleras con tanto chillerío.
Que buen final, mira que no me lo imaginaba yo así. A mi el ruido me encanta, no podría estar en un lugar en completo silencio, me abrumaría mucho y no pararía de comerme la cabeza. Mira que a mi los gritos de los niños me gustan mucho. La sensación de bajar a un parque y escucharles gritar, reír, no se, es algo maravilloso, que me da la vida.
El ruido no es malo, siempre que no sea estridente. Estas cosas siempre llevan una moraleja, y no se, yo creo que una tiene, o a lo mejor me confundo, no se. Es como dije en el primer post. Cuando algo es tomado y prohibido o eliminado, porque unos cuantos lo mal utilizan, al final pagan justos por pecadores.
Pero para maravilloso ruido, y para increíble, el que hacen las teclas al romper con mis dedos mientras penetro con suavidad en el blog.
Un besito cielo
-alex es que lo curioso es que siempre pensamos en extremos. Ruido contra silencio, en este caso, y no tiene por qué ser así, creo yo. Los sonidos que nos rodean dan vida al mundo. Los niños gritando en un parque es una estampa ideal, pero gritando en un restaurante sin que los padres puedan, sepan o quieran calmarlos, es insufrible. Debe haber un equilibrio en todo, y respeto y educación, para que el sonido no se convierta en ruido, digo yo.
...y lo de la penetración bloguera me ha encantao, tesorillo :-)
Muchos besos.
Gran relato. Magnífico final. Creo que muy acertado en sus conclusiones.
Me ha encantado el relato. Deberías hacer un corto. Ya estoy viendo la superescena cuando lanzas el frasco contra la pared y estalla en mil ruidos.
-Uno No estaba muy seguro de que el final gustara, pero por los comentarios veo que sí, menos mal. Gracias.
-molano si, un corto le quedaría bien a esta historia, habrá que estudiar convertirlo en guión, no es mala idea....gracias.
una idea que te ha dado mucho juego.
yo estaba ya en una especie de "ensayo sobre la ceguera (sordera)", y me has devuelto a mi última visita a un italiano, con una lasagna asquerosa.....
pero te admiro, si eres capaz de abstraerte de "esos montruitos cuellicortos", que decía la Taylor en la gata sobtre el tejado caliente...
a mí me despiertan instintos que no sabía que tenía...
un abrazo.
Sinceramente, no me imaginé que lo terminarías así. Esto sí que se llama tirar imaginación por los cuatro costados! Lo del frasco, todo un hallazgo, me pareció genial!
El único que te podría haber arruinado este relato sería Herodes, pero está muerto.
Muy bueno, felicitaciones!!
BESOTES, MI ADORADO THÉODORE!
y luego me dice oveja que tengo menos maternidad que un plátano porque deberían prohibir a los niños en algunos restaurantes..... en los abiertos con campo para correr no, sólo en los silenciosos, pequeñitos, nocturnos... que digo yo, que tiene que haber espacio para todo...
me ha encantao (que no sé como ponerlo sin que suene a lo de siempre)
LVLVLV
Muy bueno el final! Yo quiero un inhibidor para cuando vaya a la playa y vea a esos niños gritones, con los padres sordos al lado.
Besitos.
-senses yo es que siempre quise ser la Taylor de los 60 pero me parece que acabé más como una Taylor de los 90, jaja. Un abrazo.
-Stanley Gracias guapo, y cuidado que el Ruido sigue flotando por el aire, vigila no entre por tu ventana....jejeje. Muchos besos, Hermoso.
-sardiNoisy si, creo que pensamos lo mismo, jeje. LvLvLv :-*****
-Totó jajaja, había leido "con padres Gordos", y yo pensando "y qué tendrá que ver", jajaja. Creo que yo tb estoy un poco sordo...como una vaca :-) Gracias guapo.
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