jueves, julio 06, 2006

Y el final se aproxima....

Hace unos cuantos años, cuando yo era pequeñito, incluso cuando ya era algo más mayorcito, el siglo XXI parecía aún muy lejano. El futuro iba a estar lleno de robots, teletransportes, comidas liofilizadas de colores extraños con sabores a platos de toda la vida (siempre pensé que los purés esos que comían los de "2001, una odisea del espacio" sabían a potaje de acelgas, estofado y arroz con leche, un menú casero y completito), ...en fin, un futuro en toda regla según los cánones de la literatura y el cine de ciencia-ficción. Todo eso si el mundo no se destruía antes, claro, que había que contar con las profecías apocalípticas y lo malo-malísimo que es el hombre.

Pero el año 2000 llegó, y el 2001, y el 2 y el 3....y ya estamos en el 2006, y sigue habiendo sol, y árboles, y comida, y hay que tirarse un montón de horas en un avión para ir a Australia (desde aquí, claro está). Pero el mundo está revuelto. Lo hemos revuelto. Tenemos un amplio abanico (iba a decir catálogo, pero es que con este calor, pega más lo de abanico) de catástrofes presuntamente naturales que nos castigan por aquí y por allá, cada vez con más virulencia, a pesar de nuestro desarrollo en teoría es cada vez mayor. Guerras permanentes en muchos puntos del planeta en las que todos los gobiernos desarrollados colaboran activa o pasivamente. Ahora Corea del Norte se pone a jugar con sus misiles (¿nadie les dijo que los niños que juegan con fuego se hacen pipí en la cama?).


Y tenemos medusas. Oh si, medusas. Bellos e inquietantes animales. De nuevo se espera este verano una plaga de ellas por toda la costa mediterranea. Claro, egoistamente son una lata, no te dejan bañarte porque pican de lo lindo, tú ahí torrándote vivo al sol y sin poder refrescarte. La hostelería de costa, horrorizada con lo que se les avecina, las autoridades inventando mil y una maneras de neutralizarlas (aunque las redes no impiden que las más pequeñas lleguen hasta la orilla), en fin, un horror. Pero es que es un verdadero horror. Otro indicativo más de que nos estamos cargando el ecosistema.

Por otra parte, tenemos un acceso ilimitado a música, información, arte, conocimiento...Puedo escribir unas líneas en mi blog o en un chat, en un piso de una calle perdida de una ciudad cualquiera y unos segundos más tarde me pueden estar leyendo en Helsinki, Wisconsin o Torrelodones. Tenemos canales de televisión y radio hasta decir basta. Se puede clonar, curar, envenenar y destruir a distancia...."Son los tiempos modernos que nos toca vivir. Se aplazó la Edad de Oro, es mejor no reir", que decía aquella canción de La Mode.

Puede que el siglo XXI no sea como lo imaginaron Verne, Wells, Clarke o Asimov (o no del todo)....pero desde luego, da un poco de miedo si se para uno a pensar cómo está el patio. Como le dijo una mariki borracha a un amigo al final de una noche de despendole...."¿Tú crees que sobreviviremos a la hecatombe?"

Y suena "As the End Draws Near", de Manufacture featuring Sarah McLachlan (Nettwerk, 1988)

2 comentarios:

eppes dijo...

Al final morimos todos, ya conocemos el final de la película. Morir de un ataque de medusas no deja de tener su punto de ciencia ficcion y modernidad, digo, podríamos invitar a unos cuantos a tomar un baño en el mediterraneo y librarnos de ellos antes de la ecatombe, sería divertido.

theodore dijo...

Visto así....desde luego el final al menos sería más llevadero :-)