Con esa frase cerraba Ricky Lake la versión original de "Hairspray", y yo la repetía (para mis adentros) constantemente cuando salía en las nada salvajes noches del ayer. Nunca pude ser un maldito o un bohemio, tampoco lo intenté; mientras la mayoría de la gente saltaba de copa en copa, de raya en raya y de meneo en meneo, yo prefería estar "on the dancefloor", como calzado con zapatillas rojas. Bueno, claro que hubo copas (unas cuantas), rayas (algunas menos) y meneos (bastantes menos), pero ...ah, mientras había música, no podía dejar de festejarla. El Sábado era el mejor día de la semana. Night Fever a galore.
Cómo ha cambiado todo.
Yo bailé mucho "Nitelife", de Kim English (Polydor, 1994)
...y Ricky perdió 300 kilos y gran parte de su encanto (aunque ganó en salud, imagino). Ahora parece un cruce entre Marlee Matlin y Rosa de España....
1 comentario:
Bueno, la música sigue siendo la música. Y tu vida esté llena de ella. Mejor aún, tú llenas la vida de muchos de música ( y no me refiero solamente a la compraventa). Yo me sé de alguien que, cuando te ve (casi) todos los viernes a las 20.30 feels like dancing. Y se alegra de que lo llenes de tu música.
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